Por un mundo lleno de Abriles

Dos mundos. Dos realidades que se contrastan, una sentada al lado de la otra, a miles de metros sobre la tierra reflejan los valores transmitidos a los hijos, egoísmo o amor.

Esta experiencia que me tocó vivir en mi vuelo de regreso a casa en el día de ayer me tocó el corazón y quiero compatirla con ustedes. Por la famosa sobreventa de pasajes me pusieron en lista de espera para subirme al avión, mientras esperaba y protestaba contra la compañia no pude dejar de mirar una nena, muy parecida a mi hija Lara, llamada Abril que estaba sentada al lado mío jugando con su padre y su madre, que a su vez estaba embarazada de unos 5 o 6 meses. Cuando uno está lejos de su casa y extraña a sus hijos realmente se detiene en estos detalles que lo abstraen de cualquier problema. Al acercarme al mostrador a reclamar por mi derecho a regresar a casa estaba a mi lado un señor de unos cuarenta años, pasaporte en mano, unos cuantos dólares tarjeta dorada de pasajero y un adorable nene de unos 8 años sentado en el piso a su lado jugando con su video juego, hablando un español muy americanizado, reclamaba el hecho de que su hijo de ocho años viajaba solo y lo esperaba su madre en el destino y si o sí tenía que viajar en ese momento porque él tenía vuelo en unas horas y se iba de luna de miel (seguramente con su nueva esposa) y no tenía con quien dejar a su hijo, ofreciendo al que se bajara del avión para cederle el asiento a su hijo la módica suma de U$S 400. Luego de que toda la gente subió al avión quedaron dos lugares libres y pudo subir Ian y yo que seguía en la lista de espera. Nos sentaron en primera fila juntos y las azafatas al acercarse a hablar con él (que hablaba perfecto inglés y castellano) le eplicaron las medidas de seguridad correspondientes y me solicitaron que me haga cargo del pequeño en caso de algún imprevisto. La azafata le preguntó a Ian si era la primera vez que viajaba solo y sacando la mirada de su video juego le contestó: -No, es como la octava vez, ya me se todo de memoria, he ido varias veces a EEUU a ver a my daddy: y volvió a posar sus ojos sobre el videojuego. En ese momento cruzamos por un segundo la mirada con la azafata y creo que el sentimiento fue el mismo, lástima. Luego mientras el avión estaba carreteando para ir hacia la pista veo a Abril con su madre en la fila de asientos del otro extremo del avión, Abril lloraba porque supongo debería ser su primer vuelo en avión y no entendía mucho lo que estaba sucediendo y ante el llanto desconsolado solicitando por el padre, veo que ella, su padre y su madre se funden los tres en un abrazo interminable durante los minutos que dura el despegue que hubiera conmovido a cualquiera. La paz de la cara de alegría de Abril por tener a sus padres en esa situación opacaba el ruido de las turbinas, mientra Ian me miraba buscando seguramente un mínimo de cariño y contención al que respodí: -Quedate tranquilo, que va a salir todo bien, ahora van a pasar unos videos divertidisimos, los miramos juntos? . Dos realidades, dos caras de una misma moneda. Hasta donde puede el egoismo del hombre hacer sufrir a los que más quiere? Nuestra sociedad está enferma de egoísmo, creo que es el principal problema que afecta la familia hoy en día. Siempre habrá chicos solitarios como Ian buscando en un extraño una palabra de afecto y contención, pero yo quiero que este mundo tenga cada día más Abriles.